SE QUEDÓ DORMIDA
Ha subido hasta el
desván, sin más nada que su suerte
y se encontró
divagando conversando con la muerte.
Hablaba en forma
serena, su mirar se había perdido,
sabiendo que
aunque pudiera no cambiaría su destino.
Consciente de lo
que haría enfrascada en su dilema
peleando hasta con
su sombra, no logró acallar su pena.
Y lloró
calladamente, observó por la ventana,
y vio que partía
su amor, ignorando él que lo amaba.
La muerte sólo observaba
y esperó pacientemente,
que escribiera
ella una líneas, decidiendo así su suerte.
La suerte ya
estaba echada, se ha tomado el vil veneno
y se ha acostado en
la cama sintiendo un dolor intenso.
Cuando él volvió la
encontró pensando estaba dormida,
recostándose a su
lado sintió que no respondía.
Y supo que ya no
estaba, que jamás despertaría
y lloró
desconsolado, descubrió que la quería.
Por siempre
recordaría esa escena en el desván,
murió su amor para
siempre, juró no volver a amar.
Autora: Iris Ponce
Agosto 14, 2013
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