LA CAJA
Asustado,
temeroso, me enfrento ante un gran problema
he decidido ser
parte de este angustioso dilema,
o lo enfrento o me
acobardo, todo según quien lo vea,
mi existencia lo
soporta, no sé si valdrá la pena.
Encerrado en esta
caja, seis espadas enterradas,
mi cuerpo todo
desnudo, se estremece cuando pasan,
si pudiera
gritaría, pero se ahogan las palabras
con los aplausos y
gritos que vienen desde las gradas.
Si tan sólo
alguien supiera, el miedo que me acompaña
si tan sólo uno
dijera, ¡para no entierres la espada!
pero a nadie le
interesa saber cuál será la causa
para que acepte
ser parte de esta maldita patraña.
Claro! porque no
es su cuerpo el que se entrega a esta hazaña
tan sólo por unos
pesos que servirán para Clara,
mi niña que está
muriendo, porque no hay para salvarla
pues faltan las
medicinas, por ella lo hago… por Clara.
Sólo le pido que
tenga cuidado cuando lo haga
que se acuerde que
una niña me espera allá en una sala,
que termine pronto
el acto, sí que termine, que aplaudan,
mientras que ahogo
mi llanto sumergido en esta caja.
Autora: Iris Ponce
noviembre 06, 2013
Para El Taller del Arte