EL ÁNGEL QUE ROMPIÓ SUS ALAS
Observando anoche el
cielo, he quedado impresionada
las luces del
firmamento de pronto sentí opacadas,
la luna siempre
serena no brillaba entusiasmada,
y en mi ser surgió en
el acto un miedo que congelaba.
No sé que pasó en el
cielo, de pronto se iluminó,
un rayo lo alumbró
todo y así mismo se apagó.
Algo bajó desde el
cielo, algo que no comprendía,
asomada en mi
ventana, mi alma se estremecía.
Era un ángel, no
había dudas, sus alas lo delataban
sentí de pronto
temor, algo malo presagiaba,
su cuerpo no se
movía, su cara congestionada
la angustia y el
desespero se apoderaron de mi alma.
De pronto escuche un
gemido, el dolor lo fustigaba,
sus ojos de un azul
puro buscaban con la mirada,
pero sólo estaba yo,
también un tanto asustada,
y el Ángel quebró la
voz y escuche muy asombrada.
He venido desde el
cielo, con una sola misión,
a ver si logro que
cese el odio y la represión,
pero se han roto mis
alas, en esta fuerte caída
ayúdame a repararlas
sino por mí, por tu vida.
Si no logro mi
objetivo se ha de perpetuar la guerra
que se viene
desatando desde aquel lado en la tierra,
pero he equivocado el
rumbo, he perdido mi horizonte,
debo retomar el
curso, debo ir… pero hacia el norte.
Sus alas no se
curaron, debió desprenderse de ellas
y desde entonces peleando,
sigue viviendo en la tierra,
tratando de hallar la
paz y no más planes de guerra,
pero el ansia del
poder sigue reinando… es eterna.
Si no piensan en la
paz, si no consiguen la tregua,
la tierra sucumbirá
será una horrible tragedia,
se acabará la
esperanza, perecerá la ilusión
trabajemos hoy en
ello para acabar la opresión.
Los líderes, los más
fuertes, deben juntos trabajar,
dejar sus bajos
instintos y así conseguir la paz,
no pensar en ellos
mismos sino en la generación
que vendrá después
buscando, buscando un mundo mejor.
Autora:
Iris Ponce
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